La gravísima situación política, social y de quiebre institucional que atraviesa el hermano Estado Plurinacional de Bolivia, donde asistimos a la interrupción forzosa y violenta de un mandato constitucional, motiva nuestro más enérgico rechazo y preocupación. La renuncia del presidente Evo Morales -reelecto democráticamente escasos días atrás-, del vicepresidente y toda su línea de sucesión, exigidas por las fuerzas armadas de su país, constituye sin dudas un golpe de estado que repudiamos y que enciende nuevamente una alarma en América Latina.