Es el primer proyecto desarrollado en Argentina para paliar las secuelas del coronavirus, como fatiga crónica, lesiones cardíacas o pulmonares y dolores musculares. Es un suplemento a base de huevos no fecundados de erizos de mar. La investigación es liderada por la reconocida científica e investigadora independiente del CONICET Tamara Rubilar en conjunto con la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y otras instituciones.