Lic. Fernando Krebs. Profesor Taller de Periodismo
Por qué deberías quedarte y ser parte de la Carrera en Comunicación Social en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, en tu ciudad, en tu región. Más allá del actual contexto de Covid 19 y las posibilidades futuras de trasladarte a otros centros de estudio, es recomendable considerar esta oportunidad.
La comunicación es un campo de trabajo profesional que se especializa en la generación y transmisión de información presente en todas las actividades del ser humano. La comunicación nos atañe a todos, pero, así como existe infinidad de diferencias en los distintos grupos humanos, así también existe un sinfín de variedad de maneras de comunicarse y eso estudia y analiza nuestra carrera de comunicación. La meta es, preparar profesionales que sepan elaborar mensajes en la diversidad del quehacer humano, de nuestra ciudad y nuestra región.
La Licenciatura en Comunicación Social de la UNPSJB prepara a sus estudiantes para que los mismos adopten pautas reflexivas y críticas sobre los procesos de la comunicación.
En una perspectiva práctica sobre el expertise que la carrera brinda, uno se encuentra con las diversas miradas sobre las últimas tendencias y prácticas que no se limitan a prepararse para el desempeño en medios de comunicación que conforman el espectro tradicional como la prensa gráfica, medios audiovisuales y la radio. Se contemplan, todas las variantes multimediales. Más allá del conocimiento que se brinda en la carrera en lo periodístico, lo multimedia, otro posible campo de desempeño profesional es el vinculado al desarrollo de la capacidad de realizar investigación en diversos hechos comunicacionales. Cómo se construyen los mensajes, indagar en sus diversas teorías y cómo se conforman las estructuras en que se dan los mismos. Creando así en el egresado posibilidades de intervenir y mejorar procesos en organizaciones de toda índole en nuestra sociedad.
La Carrera brinda además la posibilidad de acceder dentro del espectro de la Comunicación Social a las Tecnicaturas en Periodismo y Comunicación en las Organizaciones, ambas con una duración de 3 años.
Los alumnos pueden acceder a las prácticas necesarias y lo más cercanas a la realidad profesional en las distintas áreas de formación, tendientes a facilitar el posterior desempeño de los egresados.
Respecto al Taller de Periodismo se puede sintetizar que el mismo busca profundizar la definición de lo que constituye el campo periodístico y sus géneros históricos y las tendencias actuales de tal especialidad comunicacional.
Desde este espacio de aprendizaje, se incentiva la investigación y el análisis crítico como marco para la producción en las distintas variantes actuales del proceso periodístico. Un énfasis especial se da en la práctica continua acorde a lo característico de un Taller.
GESTIÓN COMUNICATIVA QUE TRANSFORMA
Mg. Florencia Perea Murtagh. Profesora Especialista en Comunicación de las Organizaciones en Comunicación Social y Gestión Ambiental
Nuestra vida cotidiana, plena de oportunidades y desafíos, transcurre en organizaciones de distinto tipo. Desde que despertamos hasta el final del día desarrollamos nuestras actividades en organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil. Cada espacio tiene su tiempo y su dinámica, y su forma de interacción. Un desafío para los comunicadores es reconocer los entramados de esos encuentros para fortalecer la posibilidad de comunicaciones significativas.
La Tecnicatura en Comunicación de las Organizaciones propone formar especialistas creativos, curiosos, innovadores, con capacidad de adaptación a los entornos cambiantes. Tendremos por delante el objetivo de promover la participación de todos los integrantes de las organizaciones en las que trabajemos, estimular la formación de equipos de trabajo autónomos y desarrollar nuestras habilidades para la resolución de problemas.
El recorrido de la carrera nos ofrece conocer y experimentar con distintos lenguajes y formatos para identificar las estrategias que cada organización requiera y reconocer los públicos involucrados en las dinámicas socioculturales que habitemos. La gestión de las transformaciones nos permitirá adecuar saberes y prácticas al aquí y ahora de cada organización, respetando los valores de los orígenes y proyectando colectivamente hacia escenarios futuros.
APRENDER PERIODISMO
Mg. Adrián Duplatt.Profesor Asociado de Análisis de la información y de Taller de Producción de Contenidos
Carl Sagan, científico norteamericano fallecido en 1996, recibió alguna vez la medalla de Bienestar Público, la más prestigiosa condecoración de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. El galardón se le otorgó por su habilidad para comunicar la maravilla y la importancia de la ciencia, por capturar la imaginación de tantos y por explicar complejos conceptos de la ciencia en palabras entendibles. Sagan, no está de más recordarlo, participó de numerosas misiones espaciales de la NASA, fue el creador de la serie de televisión Cosmos, autor de numerosos libros y merecedor del premio Pulitzer por su ensayo Los dragones del Edén, trabajo en el que especulaba sobre el origen de la inteligencia en los seres humanos.
Resulta extraño comenzar un panegírico sobre el aprendizaje del periodismo haciendo mención a un astrónomo y astrobiólogo del otro extremo del continente. ¿Qué tiene que ver Sagan con el periodismo? ¿Existe algo que los relacione? ¿Tienen algún punto en contacto? La respuesta a los interrogantes es afirmativa.
Tanto este científico en su momento, como los periodistas desde siempre, trajinaron en el campo de la comunicación tratando de informar sobre el mundo, interpretándolo y explicándolo a la gente en términos claros, sin alambicados enunciados. Tarea nada sencilla, por cierto. Requiere de preparación, vocación por lo que se hace y ánimo de servicio, amén de otras motivaciones personales. Sagan recibió premios y fama por su trabajo científico y por saber comunicarlo de una manera que, primero, atrajo al público y, segundo, lo hizo comprensible. El periodista cristaliza algo similar. Obtiene información y la hace saber en forma clara y sencilla. Para ello se requiere preparación. En la presente sociedad de la información, es difícil desarrollar con éxito una actividad sin haber estudiado. El periodismo no es la excepción.
La preparación es imprescindible si se quiere escribir o hablar sobre el mundo y sus tribulaciones. Las nuevas tecnologías parecen gritar que cualquiera puede ser periodista. Basta con una imagen de celular o un tuit para colgarse el rótulo de trabajador de la prensa. Pero no es así.
En principio y yendo a sus aspectos teleológicos, la prensa es uno de los pilares que sostienen a las sociedades democráticas. Con ella, y bajo el paraguas de la libertad de expresión, es posible construir lo que el filósofo alemán Jürgen Habermas llamó “una opinión pública crítica y racional”, al llevar la publicidad de la cosa pública a todos los ciudadanos. Esta desiderata no siempre se cumple, pero es imprescindible tenerla como norte. Una de las herramientas para concretarla es cultivar un periodismo de calidad.
Como en cualquier otra disciplina, no todo periodismo satisface los cánones de la profesión. Como ya se apuntara, cualquiera puede wasapear o tuitear, armar un video, opinar en las redes o comentar las noticias en los medios. Pero no todos pueden aunar forma y contenido eficaces en un mismo mensaje. Para hacerlo se requiere estudio y entrenamiento. El paso por la universidad es el camino más corto para llegar al buen periodismo.
Las tecnologías de la información y la comunicación están cada vez más presentes en los trabajos y en la vida cotidiana de las personas. Usarlas en el periodismo es inevitable y a la vez imprescindible. Las producciones tradicionales, tanto escritas como audiovisuales, conviven hoy con las narrativas digitales. Los reportajes multimedias e interactivos abrieron las puertas de una fórmula fascinante para hacer periodismo. Los resultados son impactantes. La tecnología casi todo lo permite. Es así que en las redacciones cohabitan, cada vez con mayor promiscuidad, periodistas y diseñadores gráficos, reporteros y programadores. Ambos son ineludibles en el trabajo periodístico actual. Pero no todo es armonía y música de violín. El conflicto se presenta cuando la forma tapa el contenido.
Si el periodismo queda en manos solo de los trabajadores visuales y programadores, podrán ser atractivos, pero hueros de sustancia y utilidad. Dónde poner el ojo en los acontecimientos diarios es tarea de los periodistas. Buscar el lado humano de los sucesos, comprenderlos, contextualizarlos, señalar su importancia para los ciudadanos para que puedan desenvolverse en la vida cotidiana o participar de la vida pública son los saberes cardinales de un buen periodista. Cómo hacerlo se puede aprender desde el llano, asimilando el oficio desde abajo en las redacciones o en la calle; pero adquirir experiencia lleva años. El proceso se abrevia cuando del oficio se pasa a la profesión a través de las aulas. Un periodista que pasó por la universidad acarrea un bagaje significativo de conocimientos, tanto de cultura general, como específicos del campo mediático, que lo hacen partir en clara ventaja, por ejemplo, a la hora de interpretar lo inesperado o, más pedestre, encontrar trabajo.
El tsunami de información que impacta a la gente necesita de profesionales que filtren la hojarasca y haga comprensible lo importante. No solo lo interesante debe difundirse. El periodismo en tiempos del coronavirus podría ser un título de Gabriel García Márquez, un apóstol del reportaje, pero en realidad la frase describe los avatares de informar y contrarrestar las noticias simuladas, las mentiras organizadas y las campañas de desinformación. Sortear estos obstáculos es tarea ímproba sin el entrenamiento de las aulas. El español Ignacio Ramonet, exdirector de “Le Monde Diplomatique”, cree que el rol del periodismo se ha revalorizado porque hay una situación de confusión mayor a la que existía antes. El periodismo ha perdido el monopolio de la información, es una realidad innegable, pero ahora -explica Ramonet-, la información llega fragmentada desde diferentes puntos y no se vislumbra el panorama general. Lo que falta -enfatiza- es análisis. Para esto es necesario tener un panorama general de la situación y conocimientos puntuales de los acontecido. Poder relacionar estas dos dimensiones y explicarlas requiere de una mochila de conocimientos que, quizás, solo se imparten en las universidades. El saber implica esfuerzo.
Hasta el momento solo se mencionaron necesidades, importancia y responsabilidades del buen periodista. Nada se dijo de los placeres de practicar el buen periodismo.
Recorrer las calles de la ciudad y ser testigos de la vida de los conciudadanos, relatar sus historias o investigar a partir de una primera pista son momentos excitantes de la profesión. Rodolfo Walsh, tomando cerveza una noche calurosa en La Plata, con una realidad que le resbalaba, sintió susurrar en su oído “Hay un fusilado que vive”, y cambió la historia del periodismo y de la literatura argentinas. Lo mismo puede ocurrir frente a un micrófono o frente a las cámara de televisión. El contenido es cardinal, pero las características del soporte harán atractivo el mensaje para que llegue a la mayor cantidad posible de personas.
Una forma seductora puede hechizar al lector/espectador/oyente para que siga atento a lo que se le va a contar. Se trata, en definitiva, de ser un alquimista de formas y fondos para encontrar un relato que atraiga, informe y haga pensar, que no es poco.
El comunicólogo (nacido en España y radicado en Colombia) Jesús Martín Barbero lo sintetizó al decir que urge un periodismo que brinde relatos para comprender lo que se está viviendo, relatos de lo memorable, del recuerdo; relatos de seguimiento más allá de los destellos: no se requiere nostalgia, sino memoria. Es decir, el periodista como guardián de la memoria del presente.
Del otro lado del Atlántico, el polaco Ryszard Kapuscinski, maestro del periodismo narrativo, lo expresó sin ambages. El trabajo consiste en investigar y describir un mundo que está en un cambio continuo, profundo, dinámico y revolucionario y para ello es necesario estudiar y aprender constantemente.
En fin, comunicar e informar de modo claro y preciso se puede aprender. Construir un mensaje atractivo, también. Hacer ambas cosas tiene su técnica y su práctica. Pero, si no se tiene claro para qué se hace, todo queda en fútil banalidad.
En 1995, Carl Sagan profetizó la época que se está viviendo actualmente en su país. En su último libro, El mundo y sus demonios, reflexionó: “Cuando Estados Unidos sea una economía de servicios y de información; cuando casi todas las principales industrias de manufactura se hayan ido a otros países; cuando los increíbles poderes tecnológicos caigan en manos de muy pocos, y nadie que represente el interés público pueda siquiera comprender los interrogantes; cuando la gente haya perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o cuestionar de una manera sabia a las autoridades; cuando, abrazados a nuestras bolas de cristal y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, con nuestras facultades críticas en declive, e incapaces de distinguir entre lo que nos gusta y lo que es verdad, nos deslizaremos de nuevo, casi sin darnos cuenta, hacia la superstición y a la oscuridad". Mutatis mutandis, el umbrío paisaje puede acomodarse a cualquier región del mundo contemporáneo. Pero este horizonte no es inmutable.
Quizás, en un mundo en tinieblas, el periodismo sea un candil que ilumine nuevos caminos y evite tanta oscuridad.
LENGUAJES, ESTÉTICAS y PRÁCTICAS DISCURSIVAS
Lic. Miguel Ángel Becerra.Profesor adjunto Comunicación Audiovisual II e Imagen y Estéticas Contemporáneas
“Toda Estética, aplicada a cualquier arte, es su explicación y su filosofía. La estética es a la obra de arte, lo que la filosofía es a la obra de la razón. Un sistema en suma, una concepción unitaria de las aspiraciones y realizaciones, que hace que toda obra de arte aparezca como un fenómeno nunca aislado, sino siempre formando parte de un conjunto, relacionado con el alma total del tiempo” (Chateau. 2010).
A lo largo del tiempo, las sociedades encontraron en las prácticas artísticas una forma de expresión y de lenguaje. Desde el arte rupestre al arte moderno, las distintas expresiones han dejado vestigios de los tiempos, y por sobre todo, la forma en que los hombres y mujeres evolucionaron y trascendieron la historia y la memoria.
El acto creativo y el acto comunicacional tienen en común la búsqueda estética que materializa los discursos. Este proceso siempre es participativo y expresa rasgos de la identidad individual y colectiva.
Muchas veces estética y comunicación están ligadas en un mismo proceso, en el cual la transformación social podría ser uno de sus sentidos principales, ya que el arte implica un movimiento, una mirada y un posicionamiento ante las circunstancias que el mundo atraviesa.
Todos los movimientos artísticos estuvieron atravesados por los contextos socio históricos en los cuales se debaten nuevos paradigmas y nuevos órdenes. Las corrientes estéticas que protagonizan estos movimientos son dinámicas y se reconstruyen conforme a las épocas.
El arte forma parte de la vida cotidiana. Las prácticas artísticas, estéticas y discursivas proponen imaginarios posibles en el mundo que se desgarra, se deconstruye y se transforma. El arte es social, es político y construye identidad.
CONSTRUIR CON SONIDOS
Lic. Santiago Sánchez. Prof. Taller de radio y de Comunicación Publicitaria
El oído es el primer sentido que usamos para comunicarnos. Solos o como complemento de la imagen, los sonidos recorren nuestra vida desde nuestra soledad hasta las extensas plataformas virtuales.
Estar preparados para recibirlos, es la mitad del proceso, la otra mitad se centra en la posibilidad de adquirir los conocimientos y prácticas necesarias para poder elaborarlos de manera eficiente.
Comunicar, investigar, ensayar, probar, descubrir, disfrutar, buscar, son solo algunas de las posibilidades de transitar este camino, presencial o virtual, para uno o para miles.
Un camino con voces, música, sonidos y silencios que nos ofrece infinitas formas de combinación para lograr una comunicación racional para la mente y agradable para el corazón.