La centolla sigue explotándose con capturas nunca antes registradas

“En el Golfo San Jorge entre el 2010 y 2015 hubo una gran actividad de buques tramperos congeladores, que cuentan en su poder con 4.500 trampas cada uno y que capturan centolla sin ningún tope de cantidad o peso, con la excusa inicial de realizar “pesca exploratoria” y con la anuencia del Consejo Federal Pesquero (CFP), el INIDEP y más tarde autoridades pesqueras de la Provincia del Chubut, sin realización previa de estudio alguno de la abundancia y muy poco conocimiento de la estructura tanto en distribución, estructura de tallas, edad, sexos, como densidad. Y menos aún de la dinámica de esta población: crecimiento, migraciones. Las capturas pasaron de 734.3 toneladas a 4.115,3 en 2015 y un desembarco total en esos años superior a 19.000 toneladas. Debemos aclarar que esto representa haber extraído más de 22 millones de machos comerciales, considerando un peso medio de un macho de 0,9 kg/centolla en los últimos seis años. Al desconocer la cantidad actual de machos comerciales, de los que entrarían este año en la pesquería, aportados desde las costas de Chubut y Santa Cruz, qué piensan las autoridades al respecto de esto y además pueden seguir capturando sin problema alguno en el futuro”.

El INIDEP ha contemplado una serie de aspectos biológicos y pesqueros que pueden resultar indicadores de problemas en la pesquería, resumidos en varias resoluciones del CFP, que recomiendan el cierre de la pesquería ante la aparición de algunos “síntomas” de inconvenientes en la población, cuando el porcentaje de hembras ovígeras, portadoras de embriones es menor al 80 por ciento, considerando la captura total de hembras mayores a 75 mm de largo de caparazón entre enero y agosto inclusive. En cambio el porcentaje de machos mayores a 110 mm de longitud de caparazón, talla comercial es menor al 10 por ciento, considerando la captura total de machos en una marea.

Cuando el porcentaje de machos en post-muda, con el exoesqueleto blando es mayor al 20 por ciento, considerando el total de los machos capturados en una marea de pesca. Además los ejemplares que son devueltos al mar es superior al 80 por ciento, considerando la captura total de un viaje de pesca.

“Es apreciable aquí la difícil tarea de verificar algunos de estos problemas a bordo, pues los porcentajes se deben establecer sobre la captura total de machos, de hembras portadoras de embriones, o de la captura total de la marea. Pero, quién puede tener todos esos datos, si los individuos jóvenes y hembras deben devolverse al agua inmediatamente. Las muestras deben ser extraídas en forma parcial, pues resulta imposible hacerlo durante el izado de 100 o más trampas con captura, por lo cual no se conoce el dato real, sino uno estimado en base a submuestras pequeñas. Como corolario de esto, no se han producido cierres de la pesquería en base a estos indicadores, con la única excepción ocurrida en mayo de 2012, cuando el porcentaje de machos comerciales fue inferior al 20 por ciento, y aquí la pesquería ya estaba próxima a la fecha de veda. Ha sido la disminución de los rendimientos en la captura lo que ha determinado en algún momento que la pesca finalice antes de que se alcancen estos indicadores o del comienzo de la época de veda”; manifestó Vinuesa.

Al incremento del esfuerzo pesquero sobre la población del golfo, hay que agregar el hecho que la especie es muy frecuente en la captura incidental de la flota congeladora tangonera que tiene como especie blanco al langostino; aunque todo lo que captura esta flota debe devolverse al mar, se sabe que no es exactamente así, y existe un porcentaje de mortalidad que puede ser muy variable, dependiendo del estado fisiológico de los animales.

“Por otra parte, es un hecho bien conocido entre los investigadores, que todas las pesquerías de estos crustáceos han sufrido colapsos en algún momento, a pesar de estar aparentemente bien reguladas, como ha sido en Alaska, hace más de 30 años atrás, más recientemente en Chile y en nuestro país, en el Canal Beagle. Esto determina un escenario de gran incertidumbre sobre la sustentabilidad de la pesquería en su actual dimensión. Es evidente entonces que el recurso debe ser manejado de otra manera, más cuidadosa o conservativa, si no se conocen aún datos fehacientes sobre el tamaño actual de la cantidad de animales comerciales existentes”.

Por último, el investigador aseguró que en un trabajo realizado en la universidad local y publicado en 2002, ya se señalaba una disminución de la proporción de hembras ovígeras en aguas costeras. En el marco de un nuevo proyecto de investigación realizado localmente, se han efectuado análisis del tamaño de las puestas y de la fecundidad, que es el número de embriones portados por las hembras. No se ha registrado una disminución significativa de la proporción de hembras ovígeras en las capturas de los buques tramperos. Sin embargo, “sí ha habido una disminución en la fecundidad de las hembras y se ha registrado este año una notable disminución del tamaño medio de las hembras capturadas. Esto podría significar quizás, que se han capturado y faenado también hembras de tamaño grande, aunque no es un hecho concluyente con los pocos datos reunidos. Resultados preliminares de la presente temporada muestran también una reducción en el tamaño de las masas de huevos y, por lo tanto, una disminución adicional en la fecundidad de hembras capturadas en las jurisdicciones provinciales de Chubut y Santa Cruz”. Esta disminución en la cantidad de futuros individuos puede ser muy importante en el éxito del reclutamiento en años futuros, pero no se sabe lo sucedido en años anteriores, planteándose un problema. Ninguna pesquería puede ser sustentable ante tanto desconocimiento e incertidumbre sobre el estado de la población. Sólo factores favorables desconocidos impedirían el colapso de esta pesquería en el futuro cercano, de continuar este esfuerzo y sin los conocimientos necesarios para una regulación que debería ser urgente.