De confirmarse que la muerte de las ballenas en Península Valdés fue debido a la intoxicación por marea roja “no podemos evitar que las algas crezcan y que las ballenas coman en el área”, dijo Coscarella investigador UNPSJB / CESIMAR-CENPAT-CONICET.
Mientras continúan los estudios para identificar las causas que provocaron la muerte de varios ejemplares de ballena franca austral en Península Valdés, el doctor Mariano Coscarella, investigador de la Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud de la sede Puerto Madryn de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, y del Laboratorio de Mamíferos Marinos del CESIMAR- CENPAT-CONICET se refirió a la hipótesis que atribuye las muertes a la intoxicación debido al consumo de altas cantidades de toxinas presentes en las microalgas de una zona determinada.
El investigador relató que una de las principales dificultades para poder determinar que efectivamente las muertes fueron ocasionadas por marea roja, se debe a que estas toxinas son hidrófilas, desaparecen con bastante rapidez y, es por eso que los equipos de investigación concentran la búsqueda en la orina, en contenidos gastrointestinales y en los riñones de estos animales, ya que, pasados unos días, no quedan rastros de toxinas en sus organismos.
MORTALIDAD
La muerte aislada de ballenas integra los números estadísticos a nivel mundial. En este caso la alarma se origina por el número de cetáceos que fueron vistos flotando sin vida, con pocos días de diferencia entre sí.
El investigador Coscarella, dijo que inicialmente la cifra estaba dentro de las consideradas esperables. “Todos los años tenemos mortalidad de ballena franca debido a que son los ballenatos los que mueren; incluso, en los años 2011 – 2012 se registraron picos de mortalidad y las cifras varían de 20 hasta alcanzar 115 ballenatos muertos, y esos datos han sido analizados y han derivado en numerosos proyectos de investigación”.
El científico consideró que lo esperable es que la mortalidad perinatal en un mamífero sea alta, no obstante, refiere que en los últimos años se ha detectado la muerte de ejemplares adultos sin una causa aparente. “Hemos empezado a tener mortalidad de ballenas adultas, que en principio se encuentran en buen estado de salud; sucedió en 2019, en 2021 se detectaron 13 a lo largo de toda la temporada y este año estamos observando el mismo fenómeno”.
Una investigación del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET), de 2019, realizó una correlación de algunos ballenatos muertos con ácido domóico que es una de las toxinas que producen algunas algas “y, es probable que algunos de estos animales haya sido afectados por esta u otra toxina”.
Mediante el nado lento las ballenas filtran en sus barbas el alimento que ingresa con el agua “por decirlo de alguna manera, están comiendo en la parte más baja de la pirámide trófica donde se producen las toxinas que estarían afectando a estos animales”. De acuerdo a las informaciones la marea roja ha alcanzado este año niveles superiores a lo habitual. Los moluscos que se alimentan de estas algas portadoras de alta toxicidad, una vez que son analizados y se detecta que los niveles de toxicidad superan las 400 unidades ratón (UR) desde la Secretaría de Pesca de la Provincia, se determina la veda para el consumo humano. “Desde hace algunas semanas, -dice Coscarella- se han detectado niveles de hasta 18 mil UR, es tal la cantidad potencial de toxinas que hay en el agua que, evidentemente, puede estar afectando a animales tan grandes como la ballena”.
MEDIDAS PREVENTIVAS
Al ser consultado por las posibles medidas preventivas. El profesional sostuvo que aunque pudiera confirmarse que la marea roja sea la causante de la muerte de los cetáceos adelantó: “Hay dos cosas que no podemos evitar: una es que las algas proliferen cuando las condiciones ambientales son las adecuadas, y la segunda, es que las ballenas coman, filtren el alimento”. Y remarcó, “no podemos evitar que las ballenas coman y que las algas crezcan”.
Ante esta situación el investigador opinó que no hay mucho más que hacer más que estar muy atentos a lo que está pasando, contabilizar a todos los individuos y llegar a tomar las muestras necesarias para realizar las proyecciones a fin de conocer si la población de la especie ballena franca austral en el Atlántico Sur Occidental, se va a ver afectada por esta disminución en la cantidad de individuos de su población.
La ballena Franca Austral (Eubalaena australis), que un siglo atrás fue llevada al borde de la extinción, se encuentra protegida en aguas territoriales de nuestro país, (Monumento Natural Nacional Ley N° 23.094/84). Entre junio y noviembre varios ejemplares llegan a la Península Valdés para reproducirse.
Aclaró que su especialidad no es en marea roja, no obstante Coscarella, dijo que no hay evidencia de algún suceso crítico que haya desencadenado la muerte de estos cetáceos. Sin embargo, a lo largo de todo el planeta se está viendo este tipo de floraciones que muchos autores lo relacionan al cambio climático global.
SOBRE EL INVESTIGADOR
Acerca de su trayectoria en la investigación científica, el doctor Mariano Coscarella, relató que “hace más de 25 años que trabajo con mamíferos marinos y he trabajado siempre relacionado al estudio de la dinámica poblacional de los animales. Las preguntas de rigor: cuántos hay, dónde están, cómo se distribuyen, cómo se han ido recuperando las poblaciones, si hay algún problema de conservación en alguno de ellos.
Con respecto a la investigación relacionada al turismo, indagó sobre aspectos que respondan a cómo se puede realizar una explotación turística racional de los atractivos que tenemos. Siempre lo he hecho desde la UNPSJB y desde el CONICET en Puerto Madryn, y en los últimos cinco años estamos trabajando con el equipo de la sede Comodoro Rivadavia”.
Producción colectiva
Norma Escalante
Gustavo Calderón.
Allison Pagano
Daniel Caneo