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Sismo en Río Turbio: atención sobre la actividad telúrica

Un sismo en Río Turbio reaviva la atención sobre la actividad telúrica en la Patagonia

César Navarrete, doctor en Geología, docente y director del Laboratorio Patagónico de Petro-Tectónica de la Facultad de Naturales y Ciencias de la Salud, sede Comodoro Rivadavia de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), señala la necesidad de reforzar la red de monitoreo para elaborar un mapa detallado de riesgo sísmico en Chubut y Santa Cruz.
Un sismo de magnitud 5.1 en la escala Richter se registró el lunes 12 de mayo a unos 40 Km de Río Turbio, al suroeste de la provincia de Santa Cruz, el cual reavivó el interés sobre la actividad sísmica en la Patagonia austral. El epicentro se localizó a unos 10 Km de profundidad y, si bien la intensidad fue moderada, el carácter superficial del evento provocó que se sienta con fuerza en las localidades cercanas.
“La ubicación exacta del epicentro fue a unos 28 Km al noreste de 28 de Noviembre y más o menos a 40 kilómetros al noreste también de Río Turbio, en una zona que ha tenido actividad sísmica de manera recurrente en los últimos cien años”, explicó el profesional.
El sismo, dejó en evidencia una realidad geológica que, aunque suele pasar desapercibida, es parte del subsuelo patagónico. Hace unos años, más precisamente en 2021, se registró un sismo de magnitud 5.4 en El Calafate, con epicentro a unos 4 km al suroeste de la ciudad.
Estos eventos son originados por la actividad recurrente de un sistema de fallas geológicas de rumbo general norte-sur, el cual se extiende desde la ciudad de Calafate hacia el sur, de manera aproximadamente paralela a la Cordillera de los Andes. Este sistema ha registrado más de 40 sismos de intensidad moderada en los últimos 100 años. Entre ellos, además de los mencionados, se destaca un sismo de intensidad 6.1 ocurrido a unos 40 km al sudoeste de Calafate, como así también el evento de 5.0 acontecido a unos 70 km al este de dicha ciudad.
La interacción entre las placas tectónicas Sudamericana y Antártica, hace que esas fallas geológicas se desplacen periódicamente, provocando vibraciones de diversa magnitud en esa región de la Patagonia. “Tales vibraciones son las que nosotros conocemos como sismos, o, terremotos”.


Actividad persistente

Se tiende a pensar que Patagonia es una región sísmicamente estable, cuando en realidad es una zona con actividad sísmica moderada pero persistente. “Sísmicamente, la Cordillera de los Andes es la zona más activa de toda Sudamérica, debido a la colisión de placas tectónicas que tenemos en la costa occidental chilena, peruana y colombiana”; sin embargo, en lo que respecta a la Patagonia “se han registrado en los últimos años sismos en zonas bastante alejadas de la cordillera, como en la zona de Gualjaina en la década del ´80, en Las Heras en 2019” Asimismo, a principios del siglo 20 (1919), en cercanías de Esquel y Trevelin se registró un evento cuya intensidad alcanzó los 7.2 en la escala de Richter. 2020.
En el contexto del sismo de Río Turbio, también se detectaron al menos cuatro réplicas menores durante la madrugada, de entre 3.1 y 3.2 grados. “Son acomodamientos posteriores de los bloques de roca afectados por el sistema de fallas que se activó. Es imposible prever si habrá nuevos movimientos en los próximos días. Hoy no contamos con el instrumental necesario para hacer predicciones más precisas”, reconoce el geólogo.


El desafío de mapear el riesgo

Desde el Laboratorio de Petrotectónica, se viene trabajando en un proyecto muy ambicioso, que consiste en instalar una red de sismógrafos en puntos estratégicos del territorio. El objetivo consiste en identificar las fallas geológicas que están activas y elaborar un mapa detallado del riesgo sísmico en la región y mapear dichas estructuras. Se busca “mejorar el mapa de riesgo sísmico existente, el cual es que es muy sencillo debido a la escases de instrumental instalado”.
El proyecto, que comenzó hace dos años y se demoró por trámites burocráticos que complejizaron la importación del equipamiento, está a punto de concretarse. “Gracias al apoyo de las autoridades de la universidad, quienes nos están ayudando con la importación, estimamos poder instalar los instrumentos en octubre”, adelanta Navarrete.

El plan contempla la instalación de 40 sismógrafos distribuidos entre Chubut y Santa Cruz. Algunos de los puntos previstos en Chubut son Trelew, Gastre, El Escorial, Comodoro Rivadavia, Los Altares, el dique Florentino Ameghino, estancias cerca de Las Plumas, Río Pico, Cushamen y Lago Fontana. En Santa Cruz, se instalarán en Los Antiguos, Las Heras, el valle inferior del río Deseado, el macizo del Deseado, El Chaltén, Esperanza, Río Gallegos, San Julián, y en varias estancias de la provincia.
“Esto nos permitirá identificar qué fallas están activas y cuáles no. No podemos prevenir un terremoto, pero sí prepararnos mejor, saber qué zonas presentan mayor riesgo y cuáles menor”, subraya Navarrete.

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